jueves, 14 de octubre de 2010

"Mírame", la luna le dijo al sol...

Y la luna le escribió al sol:

"Te quiero, eres lo más importante para mí...Eres tan necesario que todo mi ser no puede hacer otra cosa que girar en torno a tu luz... Sin embargo, no lo entiendo, nunca respondes a mis llamadas, pocas veces puedo tenerte cerca... Y cuando al fin lo consigo, todo es perfecto...Incluso los diminutos seres que habitan la Tierra levantan sus ojos al cielo para contemplarnos. "Eclipse" creo que nos llaman, una palabra vacía que no puede albergar tanta belleza... Muchos nos miran, escondidos porque saben que cuando estamos juntos tanta fuerza tenemos que ni a mirarnos directamente se atreven... Y sin embargo, te empeñas en alejarte de mí. Día a día le das calor a millones de vidas, mientras yo por las noches sozollo lastimosa...Pero a mí nadie me escucha. Te vas y todos duermen...Ellos están demasiado acostumbrados a tu calidez, no saben agradecerte cuando estás con ellos cada mañana, pero se quejan cuando un amanecer prefieres quedarte escondido tras la niebla oscura... Yo no soy asi. Te prometo, mi amado astro, que jamás dejaré de amarte, por lejos que me encuentre; incluso aunque no me dejes acercarme a tí siempre que yo lo quiera... Recuerda siempre, mi diurno amante, que toda mi existencia no tiene otro fin que girar a tu alrededor, que guardar tu mundo mientras duermes...Recuerda que te amo..."

Con su último resplandor, una lágrima cayó por el delicado rostro de la luna, empapando su carta de amor... Y al lado de esta perla apasionada, rasgose el papel con la furia del que ama, dibujando sólo una última y esperanzada frase más:


"¿Qué me contestas, mi Sol, si te pido que me aceptes?"